Y para aliviar el dolor, qué es mejor, ¿el frío o el calor?
Es una de las preguntas que más se repiten en consulta. El objetivo de la termoterapia superficial siempre es el de disminuir el dolor y controlar la inflamación.
Conseguiremos aliviar el dolor con las dos opciones, pero si elegimos la incorrecta podemos conseguir el efecto completamente opuesto.
Con el FRIO queremos disminuir la inflamación, que llegue menos aporte vascular. Con el CALOR todo lo contrario, que llegue más sangre y aumente la vascularización de la zona.
En común con ambos conseguimos cierta ANALGESIA (disminución del dolor)
El frío
Con la aplicación de frío vamos a intentar controlar la inflamación. Pero hay que tener en cuenta, que la inflamación no siempre es negativa.
Vamos a poner un ejemplo:
Un esguince de tobillo provocado por una inversión forzada del tobillo (se tuerce hacia dentro)
En ese primer momento si el gesto lesional es muy forzado se provoca un edema aparatoso, en algunos casos aparece hematoma. Eso nos indica que la inflamación es grande, a causa de la rotura de mayor o menor gravedad de las fibras de nuestro ligamento.
En un primer momento el aumento de vascularización es importante, llega mas sangre y por la rotura de las fibras hay extravasación de líquido en la zona. Lo que nuestro cuerpo intenta con este aumento de vascularización es reparar y al mismo tiempo drenar. Si el aporte es mucho mayor que el drenaje el edema puede permanecer mucho mas en el tiempo, incluso endurecerse y hacer que la lesión no se regenere correctamente o que el riesgo de recidivas sea mayor.
Es en este momento, que suele ser alrededor de 48 horas donde nos interesa controlar ese aumento de inflamación. Por lo que aplicaríamos FRIO
Pasado este tiempo, en donde ya no hay sustancias de desecho derivadas de la lesión y donde empieza a ser importante el aporte, a través del riego sanguíneo, de las sustancias que se encargan de reparar la zona lesionada. Por lo que la CRIOTERAPIA (o aplicación de frío) dejaría de ser necesaria, y se debería iniciar el movimiento con los rangos controlados para que siga habiendo una correcta circulación en la zona.
El calor
En este caso lo que conseguimos al aplicar calor es un mayor aporte sanguíneo en la zona, lo que es útil para vascularizar el tejido y con ello disminuir la tensión del mismo.
La aplicación de este tipo de termoterapia es interesante en caso de aumentos de tensión muscular localizada con el fin de disminuir la rigidez, facilitar el movimiento y aliviar el dolor.
Cuando aplicamos calor lo recomendable es hacerlo durante un tiempo limitado y posteriormente movilizar de manera activa la zona.
Por ejemplo, en una sobrecarga muscular del gemelo podemos aplicar calor durante 10 minutos, posteriormente caminar durante un tiempo para que el aumento de vascularización se produzca también de manera activa, y por último realizar un estiramiento no muy forzado de toda la musculatura de la zona, en este caso en concreto sería: gemelo, sóleo e isquiotibiales.
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