Ahora que ya hemos hablado de lo que son las cadenas musculares podemos entender mejor ciertos tipos de patología que aparecen como resultado de alguna adaptación postural a otra lesión o característica de nuestro cuerpo.
Como siempre, no vamos a empezar la casa por el tejado, sino por sus cimientos, en este caso los cimientos que tiene nuestro cuerpo son los pies.
En algunas ocasiones hay dolores que, aunque remiten no desaparecen del todo, muchas veces esto es consecuencia de que lo que está originando ese dolor sigue presente.
Podemos poner un ejemplo rápido, imaginaos que aparece un dolor en la cara interna de nuestra rodilla, sin traumatismo previo. Es un dolor persistente que no aparece asociado a ningún gesto concreto.
Tras la exploración se descarta cualquier tipo de lesión articular, ligamentosa o muscular. En cambio, si se evidencia una alteración en nuestro pie: un pie plano.
El pie
El pie plano se caracteriza por una caída del arco interno, provocando una eversión de tobillo lo que origina una alteración de la pisada.
Como veis ya hemos asociado 3 alteraciones directamente, sin subir más allá del tobillo. Pero podemos entender el mecanismo por el cual iremos ascendiendo articulación a articulación.
La rodilla
Si nos fijamos en la rodilla y entendemos que el peso sobre nuestro pie cae más en la parte interna, a consecuencia del pie plano, podemos imaginar que este peso también influye de la misma manera en la rodilla, generando en ella también las adaptaciones correspondientes.
La cadera
Si la biomecánica de nuestro tobillo y de nuestra rodilla se han adaptado, irremediablemente la cadera debe hacer lo mismo.
Como hablamos en el post anterior, las cadenas musculares tienen una “elasticidad” determinada, dentro de la cual nuestro cuerpo genera las adaptaciones correspondientes sin que aparezcan síntomas, sin embargo, cuando esta elasticidad se ve sobrepasada aparece el dolor.
En muchas ocasiones con el tratamiento y el ejercicio adecuado podemos solucionar, aunque sea con tiempo limitado, el síntoma. Otras veces, el dolor, aunque cede, reaparece una y otra vez.
Es ahí donde deberíamos consultar con otras especialidades, en este caso sería interesante una valoración podológica y sopesar si es necesaria la introducción de PLANTILLAS que nos ayuden a corregir la pisada. Lo cual hará que cambien una a una las adaptaciones generadas.
Siempre es necesario reforzar con ejercicio la musculatura, para que esta corrección sea lo más eficaz posible y se mantenga mejor en el tiempo.
Como siempre, puedes escribirnos a través de nuestro formulario de contacto e intentaremos aclarar todas las dudas que tengas.